martes, 30 de junio de 2015

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 30: Demos gracias al Sagrado Corazón por los beneficios que esperamos recibir en la Gloria

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 30
DEMOS GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS QUE ESPERAMOS RECIBIDOS EN LA GLORIA


Las misericordias que dispensa el Señor acá en la tierra a sus criaturas no son más que una pálida sombra de las inefables que reserva para ellas en la eternidad. El Cielo será nuestro estado perfecto, y allí será realizado el ideal más perfecto de felicidad que pueda imaginarse siquiera ahora el hombre en sus más optimistas ensueños. O mejor, será tal nuestra dicha, que ni en la más pequeña proporción le es dado imaginarla a la fantasía humana. Si una gota sola de sus consuelos que derrame hoy el Señor en nuestro corazón basta para que olvide éste sus mayores tristezas y quebrantos, ¿qué será colmarlo en aquel mar sin fondo de bienaventuranza y de paz? Si unos destellos de su perfección y belleza ha querido dejar el Autor de lo creado en algunas de sus criaturas, y que el arte inspirado por Él reproduce en sus obras maestras, así nos eleva y perfecciona el alma, ¿qué será ver cara a cara a la suprema Belleza y perfección, que abiertamente y sin velos se comunica a sus elegidos? Allí existe la salud sin el menor riesgo de enfermedad o molestia; allí la vida sin la dolorosa perspectiva de una muerte próxima o lejana; allí el amor sin tibieza ni desfallecimiento; allí la fiesta perpetua del alma sin tregua en el regocijo. El aleluya glorioso que allí se canta no es como acá, mezclado con los gemidos de la persecución o con las voces de combate. Ni se vence allí con fatigas y sudores, sino que se reina pacíficamente. Vivir con lo que significa de más absoluto la palabra vida; gozar con lo que tiene de más puro y embriagador la palabra goce; amar con la mayor plenitud y alcance que es dado concebir en la palabra amor. He aquí lo que me promete Dios; he aquí lo que me reserva.
¡Gracias, Corazón de Jesús, gloria de los bienaventurados, sol de la felicísima ciudad de Dios! Gracias por esos dones que por Ti esperamos, y que mediante tu gracia y nuestras buenas obras estamos seguros de poseer.

Medítese unos minutos.

Alma mía, alza los ojos a ese Cielo azul repleto de estrellas por la noche y de día radiante de claridad; álzalos y contempla allí tu patria, el dulce hogar de tu Padre, la mansión feliz que en breve va a ser tu patrimonio. Esa región maravillosa de paz, de felicidad y eterna bienaventuranza, con sus Ángeles y Santos, con la Reina gloriosa de ellos, María, con la Humanidad resplandeciente de Cristo, con la augusta majestad de la Trinidad Beatísima, todo, todo es para ti. Ensancha tu corazón, dilata lo más que puedas tu imaginación, sé codiciosa hasta donde pueda creerlo tu más exigente anhelo; todo excederá tus esperanzas, todo sobrepujará tu ilusión. No bienes perecederos que la muerte arrebata; no amores inconstantes que la edad marchita y la ausencia entibia; no fortuna incierta y veleidosa que a la menor vicisitud se cambia; nada de eso con que prometiéndote el mundo hacerte feliz te hace profundamente desgraciada, nada de eso será tu recompensa. Contempla la grandeza de tu porvenir, lo magnífico de tus esperanzas. Enciéndete en ardor de poseerlas, y dale mil gracias al Corazón Divino, que es quien te las ha de proporcionar.
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! No quiero esperar recibir tus grandiosos dones para mostrarme agradecido. El hijo que sabe que su padre le dará parte de su herencia, no espera darle las gracias cuando ya esté en posesión del patrimonio. No, el testamento en que se le promete, equivale ya para él a un título de posesión. Y esta página la has escrito Tú repetidas veces en tu testamento, y en ella me has nombrado infinidad de veces a mí, nada y ceniza, como heredero de tu gloria. ¡Gracias, soberano Señor! Te tributamos las gracias, aquí presentes en este día de tu devoto mes, y anhelamos todos los que aquí estamos, reunirnos contigo en el Cielo para cantar el gran himno de acción de gracias allí en unión del Padre y del Espíritu Santo, a quien sea toda alabanza, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.




lunes, 29 de junio de 2015

Fiesta de San Pedro y San Pablo


Hoy celebramos la Fiesta de los Apóstoles San Pedro y San Pablo. En Baltanás, tendremos Eucaristía en su honor en la Capilla de San Pedro a las 19:30 horas y continuaremos con la fiesta con una Chocolatada en el Parque de La Carolina.
Que aprendamos de los Santos Apóstoles a ser testigos de Cristo Resucitado en cada uno de nuestros ambientes.
San Pedro y San Pablo, rogad por nosotros.

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 29: Demos gracias al Sagrado Corazón por los beneficios recibidos en el orden de la gracia

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 29
DEMOS GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS RECIBIDOS EN EL ORDEN DE LA GRACIA


Si se ha mostrado pródiga conmigo la mano de Dios en el orden natural, no se lo ha mostrado menos en el orden de la gracia, o sea, el de los medios sobrenaturales que me ha concedido por mi justificación y para mi salvación eterna.
En el centro de su Iglesia me ha hecho nacer como un hermoso jardín que riegan caudalosos ríos y fecundan a todas horas abundantes lluvias. El Bautismo con que me inició en la vida sobrenatural, los demás Sacramentos con que ella me robustece y sustenta, los santos ejemplos que para estímulo mío me hace admirar de continuo en derredor, la voz de sus ministros, la enseñanza de los buenos libros, los secretos toques con los que ahora despierta, o aviva, o quizá hasta resucita mi corazón, ¿qué son sino ligera historia de los admirables beneficios con que me va conduciendo su mano desde la cuna hasta la eternidad? Si fijo mi consideración en lo que ha sido hasta aquí mi vida; si me detengo en reflexionar sobre las causas que en cualquier período de ella han influido en mis determinaciones para que fuera hoy lo que soy, ¿no encuentro en todos mis pasos que soy objeto de una tierna y amorosa solicitud de mi buen Dios? Aquella palabra que me hizo buena impresión, aquella página que me hirió el alma, aquel ejemplo que me alumbró de repente con vivos resplandores, ¿quién los disponía y hacía aparecer en mitad de mi camino, sino la Providencia admirable de mi Dios que velaba por mí, como madre por el hijo que lleva en brazos?
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! A Ti debo el manantial de estas gracias sin medida, que sobre mi mal ha derramado la divina misericordia. Tuyas son, porque Tú nos las has merecido, y proporcio-ado, porque es tuyo el conducto por donde a su vez vuelen al Padre celestial los afectos de mi pobre corazón.

Medítese unos minutos.

No hay minuto de mi vida en que no tenga algo que agradecer a la infinita bondad y misericordia de mi Dios en orden a la gracia. Más fácil sería contar las estrellas que están el cielo en una noche serena, o las gotas de rocío que caen en una mañana, que contar las ilustraciones superiores con que esclarece Dios constantemente la noche de mi vida, o las gotas de rocío con que ablanda y fecundiza la aridez de mi corazón. La habitual distracción en que vivo y lo limitado de mi inteligencia, no me permiten sondear como quisiera esos misterios de la operación de Dios en mi alma por medio de la gracia multiforme; conocimiento completo de ella no la tendré sino a la luz de la gloria en la eternidad. Hoy sólo puedo imperfectamente rastrearlos; pero aun así, me basta considerar un poco de ellos, para que me confundan su inconmensurable riqueza, su magnífica variedad, su poderosa eficacia. El estudio atento de mí mismo en una sola de mis tentaciones a que haya felizmente resistido, me daría materia para incesantes alabanzas a Dios. ¡Y son tantas en el decurso del día, del mes, del año, de la vida, son tantas esas crisis porque ha pasado mi salvación eterna, crisis que ha venido a resolver a favor mío una ayuda en quien entonces tal vez ni siquiera pensaba!
La eternidad misma no me parece bastante para agradecerte dignamente tales muestras de amor de mi buen Dios. Tú puedes, Sagrado Corazón de Jesús, llenar totalmente en mi nombre esta obligación sagrada. A Ti te escojo para que pagues por mí esta deuda de reconocimiento. Toma Tú, Jesús mío, los ruegos de mi alma y preséntalos al Eterno Padre en unión del eterno himno de gracias que en gloria suya le canta tu adorable Corazón.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.




domingo, 28 de junio de 2015

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 28: Demos gracias al Sagrado Corazón por los beneficios recibidos en el orden de la naturaleza

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 28
DEMOS GRACIAS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS BENEFICIOS RECIBIDOS EN EL ORDEN DE LA NATURALEZA


Estos últimos días del mes de Junio los dedicaremos a la acción de gracias. Nada más digno de un corazón noble que el agradecimiento por los beneficios recibidos, y por desgracia nada más olvidado por el común de los cristianos.
Fijémonos hoy únicamente en lo que debemos a Dios en el orden de la naturaleza. Dones suyos son esta existencia que tengo, y los mil medios con que su bondad me conserva todos los días y me la embellece. La luz que me alumbra, el pan que me sustenta, el agua que sacia mi sed, el sueño que repara mis fuerzas, la creación entera que me rodea, todo ha sido puesto a mi disposición para que me sirva y me regale y me ayude a la consecución de mi fin. Si amanece y si anochece, si cambian las estaciones, si da la tierra sus cosechas, si resplandece en el firmamento el sol, si tiene peces el mar, y fieras la tierra, y aves el aire, si reinan en todo el orden y la providencia más admirables, por mí lo hizo, por mí lo ordenó Dios en admirable conjunto.
¿Hay corazón capaz de entonar al Supremo Hacedor el himno debido a la acción de gracias por tales y tan grandes maravillas? Sí le hay. En el Sagrado Corazón de Jesús tiene el hombre un medio seguro con que mostrarse agradecido. ¡Oh supremo dador de todo bien! ¡Lo que nuestra lengua es incapaz de decirte, lo que nuestro corazón es pequeño para sentir como se debe, por nosotros te lo canta eternamente y te lo satisface con infinito amor e infinitas alabanzas el Sagrado Corazón de Jesús! En Él, pues, y por Él, y con Él te seremos eternamente reconocidos. Mira, Padre celestial, el Corazón de tu Hijo, y mira en Él la satisfacción por todos tus bienes.

Medítese unos minutos.

Los beneficios de Dios no nos han sido hechos una sola vez sino que nos siguen, nos rodean, nos acompañan como luminosa atmósfera de amor en todos los instantes de nuestra vida. No resplandece más fijamente el sol del día cada mañana en el horizonte, de lo que brilla continuamente sobre mí la inefable bondad de Dios. Hasta en los males que en su adorable designio permite su Providencia sobre la tierra, encuentro motivos de agradecimiento. Porque aun dejando de lado el bien último, a cuyo fin todo está infaliblemente ordenado, si con esos males yo me uno, como corresponde, a los designios de su soberana voluntad, ¿cuánta paz y cuánto consuelo derrama su mano sobre cualquiera de mis tribulaciones? ¿No he comprobado muchas veces la verdad de aquélla expresión de que nunca se muestra más Padre Dios que cuando nos aflige? Y aun sin eso, ¿no es verdad que la sola consideración de los muchos males de que me libra cada día su bondad, exige de mí un continuo y amoroso reconocimiento? La enfermedad que no tengo, la persecución que no sufro, la privación que no me mortifica, son beneficios negativos, ¿pero son por eso menos apreciables? ¿Quién sino Dios tiene extendida como un escudo su mano sobre mí para librarme de tantas angustias como aquejan a otros hermanos míos?
¡Oh Sagrado Corazón! A Ti agradezco tan inestimables beneficios, para que me seas ante el Padre celestial de intercesor de este afectuoso agradecimiento mío. Pase por Ti, Jesús mío, mi gratitud y adquiera en el encendido fuego de tu Corazón las cualidades que la hagan digna de ser admitida por el Supremo Dispensador de todos los bienes.
Soy como un niño, Dios mío, te digo con un Profeta; y no sé hablar de Ti como merecen tu bondad y grandeza. Que hablen por mí los armoniosos acentos de gratitud y alabanza que salen eternamente del Corazón de tu Hijo y suplan ellos mi indignidad y cubra mi insuficiencia.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.



sábado, 27 de junio de 2015

Ecos de la Festividad del Sagrado Corazón de Jesús en Baltanás (26-Junio-2015)

Baltanás celebró el último viernes del Mes de Junio la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Un día para renovar la consagración de nuestro pueblo y de todas las familias al Corazón de Jesús, al igual que hicieron nuestros antepasados en 1911, cuando fundaron la Cofradía. Un jornada para continuar con esta devoción de devociones, por lo que cofrades y devotos rezaron ante el Altar preparado para ensalzar al Corazón de Jesús. Esta fiesta debe ser un estímulo para renovarnos interiormente y encomendar al Sagrado Corazón de Jesús todos nuestros anhelos, alegrías, sufrimientos, tristezas, esperanzas, desvelos, trabajos,... ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!
























Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 27: Pidamos al Sagrado Corazón por el aumento de esta Devoción en Nosotros y en todo el Mundo

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 27
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR EL AUMENTO DE ESTA DEVOCIÓN EN NOSOTROS Y EN TODO EL MUNDO


¿Podríamos dejar olvidada esta súplica entre las muchas que acabamos de dirigir estos días al Sacratísimo Corazón de Jesús? ¿Podríamos dejar de interesarnos vivamente en su presencia, para que cada día sea más y más ardiente en nosotros y en todo el mundo esta devoción? Con esto ejerceremos en favor de los hombres y por su eterna salvación el más fecundo apostolado. Mira cómo se esfuerzan los mundanos por propagar sus ideas; mira cómo sufren por lograr lo que persiguen y cómo se exponen a diversos contratiempos. ¿Qué podríamos hacer nosotros para extender algo más el amor a Jesús? ¿Qué hemos hecho hasta hoy? ¿Qué nos proponemos hacer en adelante? ¿Qué propósitos pensamos concretar en el ámbito donde nos movemos, entre nuestros amigos o familias o por lo menos en nosotros mismos?
¡Oh buen Jesús! Bien quisiera yo extender por todo el mundo, y hacer conocer a todos los hombres las riquezas de tu Corazón; pero ya que mis fuerzas son pocas para tan enorme apostolado, te suplico, Jesús mío, que seas Tú quien a todos se dé a conocer para que crezca cada día el número de los que te aman y sirven. Sea yo uno de ellos, Rey de las almas; hazme discípulo fiel, amigo fervoroso de tu Sagrado Corazón.

Medítese unos minutos.

Grandes gracias puede estar seguro de recibir del Sagrado Corazón el que de veras se dedique a propagar entre sus hermanos y a aumentar en sí mismo esta devoción suya. Oigamos las palabras del Salvador a Santa Margarita en sus revelaciones: A los que “trabajen, dice, en extender el culto de mi Sagrado Corazón, les daré abundantemente las gracias necesarias a su estado, pondré paz en sus familias, les consolaré en sus penas, seré su amparo en la vida y en la muerte, bendeciré sus empresas cristianas. A los Religiosos que trabajen en la conversión de los pecadores, les daré fuerzas con que ablandar y mover los corazones más endurecidos. Las casas en que se halle expuesta mi imagen, estarán llenas de mis bendiciones. Los que se dediquen a dar a conocer mi culto, tendrán su nombre escrito en mi corazón, y jamás se borrará de él”.
¡Oh Sagrado Corazón!, a quien atentos hemos acudido a festejar cada día de este devoto mes, que se cumplan en nosotros, tus amigos, estas tan consoladoras promesas. Aquí nos tienes para renovarte el propósito de eterna fidelidad y constancia en tu servicio, y en el apostolado de tu Corazón. Reina en nosotros y en nuestras casas, pueblos y ciudades; preside todos nuestros proyectos, anima todos nuestros pensamientos, que se dirijan todos a uno solo: el de promover sin descanso tu gloria.
¡Oh dulce Jesús! ¡Dichoso quien así viva en Ti, y en Ti muera! Que siempre sea tu Corazón nuestro tesoro en vida para que lo sea también en toda la eternidad, donde juntos te alabemos, gocemos y poseamos para siempre. Amén.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.



viernes, 26 de junio de 2015

Festividad del Sagrado Corazón de Jesús

Baltanás celebra hoy la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, siguiendo la tradición de dedicar el último viernes del Mes de Junio para honrar al Señor de un modo especial. Los actos comenzarán a las 19:30 horas en la Ermita de Nuestra Señora de Revilla con el rezo del Santo Rosario, la Eucaristía solemne y la Procesión por las calles del Arrabal. Los cofrades y devotos rezarán ante los Altares y renovarán la consagración del pueblo de Baltanás al Sagrado Corazón de Jesús. ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío!



Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 26: Pidamos al Sagrado Corazón por nuestros Hermanos del Purgatorio

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 26
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR NUESTROS HERMANOS DEL PURGATORIO


La Iglesia de Dios tiene hijos suyos necesitados aun fuera de este mundo, y tiene alivio también para estas necesidades de la otra vida. Entre los combates de la presente y el descanso final de la gloria, hay para muchas almas un plazo de expiación en que se purgan culpas todavía no purificadas, o se pagan deudas todavía no satisfechas. Este plazo de expiación, concedido por la misericordia divina y exigido por su justicia, es el Purgatorio.
El buen devoto del Sagrado Corazón de Jesús no puede menos que ser amigo del Purgatorio. Hay allí almas que un día fueron fervorosísimas, que oraron al pie de los mismos altares que nosotros, que sonrieron con las mismas alegrías cristianas y lloraron con idénticos dolores. Aman a Dios, le desean, tienen segura su próxima posesión. Pero esta dicha se les retarda hasta que sea completo el pago de sus atrasos. En sufragio de ellas, Dios admite nuestras oraciones y buenas obras. ¿Quién se las negará?
¡Oh Sagrado Corazón! Hazle sentir al mío un tierno afecto, un vivo interés por el alivio de estas almas hermanas mías, que nada pueden ya para sí y que todo lo esperan de nuestra caridad. Derrama sobre sus penas los tesoros de tu Corazón, y apresura el dulce momento de reunirlas eternamente contigo.

Medítese unos minutos.

Es gran caridad la caridad para con las almas del Purgatorio. Los grandes santos han sido todos en este punto muy fervorosos. La Iglesia nos da el ejemplo mezclando en todos sus rezos y ceremonias el piadoso recuerdo de los difuntos.
¡Es dulcísima la comunicación de nuestros corazones con los de estos hermanos nuestros, por medio de la oración! ¡Es lazo misterioso, que nos permite tener amigos aun más allá de la tumba, y aleja de nosotros la idea de una separación total!
¡Padres, hermanos, amigos, bienhechores! ¡Yo sé que me escuchan en el Corazón de Jesús y que por vía de Él reciben y agradecen mi cariñoso recuerdo!
¡Oh Sagrado Corazón, suavísimo intermediario de estas hermosas confidencias! Da a esas almas la paz que por ellas te piden tus amigos de la tierra, a fin de que un día nos reúnas a todos, en las inefables dulzuras del cielo. Acepta por ellas nuestras oraciones, nuestras limosnas, nuestra Comunión, nuestras mortificaciones, nuestra devoción a Ti. Porque sabemos que te son queridas, las recomendamos a tu compasión. Los méritos de tu vida, Pasión y Muerte; las lágrimas de tu Madre; las virtudes de tus Santos; los servicios de tu Iglesia; todo te lo ofrecemos en pago de tales deudas, para que bondadosamente se lo apliques.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.



jueves, 25 de junio de 2015

Procesión de la Inmaculada Concepción en Baltanás (Año 1950)


Procesión de la Inmaculada Concepción en
Baltanás, ( Palencia)
FECHA, año 1950
Archivo Historico

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 25: Pidamos al Sagrado Corazón por los Agonizantes

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 25
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS AGONIZANTES


Miles de almas, pasan cada día de este mundo a la eternidad. Por consiguiente, miles de personas están a todas horas en dolorosa agonía. Y ¿qué es la agonía? Son los últimos instantes concedidos a aquella alma antes de presentarse al tribunal. Son las últimas luchas entre la gracia de Dios y la sugestión del diablo, en aquel corazón que ambos se disputan toda la vida. Son momentos preciosos, de los cuales, así puede salir una eternidad feliz, como una eternidad desventurada. Al paso que se le van acabando al cuerpo sus fuerzas; mientras va faltándole al pecho la respiración, a los ojos la luz, a los miembros el calor y el movimiento, va acercándose el alma a aquella región de la cual no se puede volver atrás.
Esto es agonizar, esto es morir. ¡Y miles de hermanos nuestros están cada día, ahora mismo, en este preciso instante, en este trance tan angustioso! Roguemos por ellos hoy y cada día al Sagrado Corazón de Jesús!
¡Oh Corazón Divino, que agonizaste en el Huerto y en el Calvario! Sé luz y consuelo de estos hermanos nuestros en su dolorosa agonía. Mira bondadoso a estas almas privadas de todo humano consuelo, y que pendientes entre el cielo que desean y el infierno que temen, colocadas entre el tiempo que les huye y la eternidad que les viene encima, no tienen ya a quien volverse más que a Ti. ¡Corazón agonizante de nuestro divino Salvador! Sé Tú el bálsamo Cordial para esos hermanos nuestros en su angustiosa situación!

Medítese unos minutos.

Un día seremos nosotros los que nos hallaremos en agonía. Los que varias veces hemos presenciado en otros, por nosotros pasará y en nosotros lo verán entristecidos nuestros amigos. Dirán que llegó el fin para nosotros, la hora de abandonar este mundo, al que hemos entregado, quizás con demasía, nuestro pobre corazón.
¡Corazón de Jesús! Cuando me falte todo, y todo me huya, y todo me desampare Tú no me dejarás. ¡Oh dulce Amigo mío! De Ti espero el mejor consuelo que fortalecerá mi espíritu acongojado y calmará su agitación e inquietud; de Ti aguardo, por medio de los Santos Sacramentos, el último abrazo de paz y reconciliación.
Pero entretanto, miles de hermanos nuestros se hallan cada día en estas angustias, y te ruego los socorras. Mientras como, descanso, trabajo, rezo o me divierto, esas almas se hallan pendientes en su suerte eterna de este último combate decisivo. ¡Oh amado Corazón de Jesús! Por aquellas tres amarguísimas horas que en el lecho de la cruz te vieron cielos y tierra agonizante y moribundo, socorre en ese trance a los hijos de tu Corazón.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.



miércoles, 24 de junio de 2015

San Juan Bautista: Ejemplo de valentía y humildad

El Precursor de Cristo y último profeta que lo anunció. Fue primo del Señor y formador de sus primeros discípulos. Su vida no conoció límites para demostrar con hechos su amor a Cristo. Hoy, ese ejemplo sigue vigente.
La vida de san Juan Bautista está plagada de enseñanzas prácticas que no caducan al paso del tiempo. Desde su nacimiento hasta su muerte, el paso de Juan por la Tierra es ejemplar y, hoy, dos lecciones de vida resuenan con especial fuerza: su valentía y humildad.
Lucas es quien narra la vida de Juan al iniciar su Evangelio. Pero lejos de su carácter sobrenatural, el relato evangélico resume la praxis del Bautista con enorme claridad. La promesa que el ángel hizo a Zacarías se cumplió plenamente:
“Será para ti gozo y alegría; y muchos se alegrarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor, será lleno del Espíritu Santo ya desde el vientre de su madre, y convertirá a muchos de los hijos de Israel al Señor su Dios; e irá delante de Él con el espíritu y el poder de Elías para convertir los corazones de los padres hacia los hijos, y a los desobedientes a la prudencia de los justos, a fin de preparar al Señor un pueblo perfecto”.
En efecto, la voz que clama en el desierto preparó la venida de Cristo con un intenso apostolado del que todos debemos aprender. Con la valentía de quien se sabe hijo de Dios, Juan fue valiente ante cualquier burla. ¿Cuántas veces nosotros no nos amedrentamos ante la burla más insignificante y tememos reconocer que somos cristianos? Ocultos tras el pretexto de la tolerancia, evitamos alzar la voz para rectificar tal o cual punto de vista, para detener una conversación que falta a la caridad o al pudor, etcétera.
Hoy más que nunca hacen falta cristianos verdaderamente fuertes y comprometidos, que no tengan miedo de aceptar su condición de hijos de Dios en todos los ambientes, en cualquier sitio. La sociedad reclama católicos de tiempo completo que lo mismo acudan a la misa dominical que sean justos con sus empleados, que hagan su trabajo del mejor modo posible, que respeten la ley y la hagan cumplir, que no saquen ventaja de las circunstancias en su propio beneficio…
Esto sólo será posible con una intensa vida interior, con una constante rectitud de intención, que darán la fuerza para comportarnos siempre como verdaderos cristianos. Obras son amores, por eso el Bautista dio ejemplo de amor a Dios hasta su injusta muerte en prisión, por ser testigo del mensaje de Cristo.
A pesar de esa imagen agreste que nos llega a través de la historia, a pesar de su enorme fuerza -espiritual y física-, Juan Bautista era también un gran enamorado de Dios y sobre la base de ese amor estaba fincada toda su vitalidad y aplastante apostolado.
Esa valentía de san Juan Bautista -que no se entiende sin el amor a Dios- hoy se echa de menos en la oficina, la escuela, incluso en el hogar. En todos los sitios urge recordar que el trabajo debe hacerse bien, que no valen las pequeñas chapuzas ni los retrasos; hay que recordar la importancia de tratar a los demás con cariño, sin ofender a nadie. Esta tarea es misión principal para quienes nos decimos cristianos.
Fruto de esta actitud será el verdadero apostolado que demos con nuestro ejemplo, un apostolado humilde y eficaz como el que nos enseña el Bautista. “Conviene que Él crezca y yo disminuya”, esta convicción debe llevarnos a que toda nuestra vida sea una constante lucha por acercarnos más a Dios y llevar más almas a Él.
Juan era valiente, y verdaderamente humilde. No busca la gloria propia, sino la gloria de Dios. Ojalá que aprovechemos la solemnidad de su nacimiento reflexionemos sobre todo aquello que hemos dejado de hacer por temor, comodidad o ignorancia.
El apoyo de la Santísima Virgen será indispensable para seguir con eficacia el ejemplo de san Juan Bautista, que con su vida dio verdadero testimonio de amor a Cristo.

Fuente: http://encuentra.com/…/san_juan_bautista_ejemplo_de_valent…/

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 24: Pidamos al Sagrado Corazón por las Obras de Apostolado

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 24
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR LAS OBRAS DE APOSTOLADO


Pedimos hoy por todos los trabajos encaminados a difundir en nuestra sociedad la influencia de la Iglesia Católica y de sus instituciones contra la acción disolvente y demoledora de tantos que con diversos y numerosos medios pugnan por descatolizar el mundo. Pertenecen al concepto general de obra de Apostolado todos los ministerios eclesiásticos; pero de un modo muy particular se distinguen con este nombre las obras que ejercen bajo la dirección de la Iglesia los mismos laicos. Las sociedades de caridad, las escuelas y talleres, los periódicos y libros cristianos, las Academias de Juventud católica y asociaciones de católicos y todas las que con este o con aquel nombre, se proponen la reparación de los estragos de nuestros tiempos, la moralización del pueblo, la protección del pobre, o simplemente el ejercicio práctico y sin respeto humano de la Religión; todo eso que constituye hoy con diversidad de organización y de medios, pero con maravillosa unidad de pensamiento, el gran cuerpo de ejército de Apostolado seglar.
Oremos, pues, hoy por esta imperiosa necesidad de los tiempos presentes. Oremos por esos hermanos nuestros que luchan incansablemente en estos campos de acción. Oremos para que Dios sostenga sus fuerzas, aumente su fe, dé alcance a sus palabras, los libre de la vacilación y del desaliento de los contratiempos, los corone de consuelos acá y de gloria en el cielo en premio de sus combates.
¡Oh Sagrado Corazón! Tú eres el jefe de esa espiritual y generosa milicia, Tú el Nombre de su escudo y el lema de su bandera. Hazlos contigo un solo corazón y una sola alma, valerosos, dignos del todo de la santa causa que defienden y de la celestial recompensa que esperan.

Medítese unos minutos.

¡Qué glorioso es ese ejército creyente que, de uno a otro confín del mundo lucha sin descanso por el nombre de Cristo, mezclado, aunque no confundido, con ese otro ejército de error y corrupción que sigue la bandera del enemigo! ¡Qué grandes combates se libran a todas horas entre los de uno y otro bando por medio del ejercicio de la caridad, de la pluma, de las palabras, del franco y esforzado ejemplo! ¡Qué grato ha de ser a Dios ver alrededor de la Iglesia esos hombres y mujeres que de toda edad, de todo sexo, de toda condición, que trabajan en estas magníficas obras católicas!
Roguemos al Sagrado Corazón que nuestros corazones latan todos con los divinos latidos del Corazón de Jesús! Que no nos mueva otro deseo que el de su mayor gloria y la salvación de las almas! Que no nos engañe el fuego vano de erradas doctrinas que tienden a disminuir la santa intransigencia del dogma católico!
¡Oh Corazón de Jesús! ¡Que vengamos a templar nuestras almas en Ti, fragua de amor infinito; que las saquemos de allí enrojecidas en el fuego de tu celo y de tu ardentísima caridad! Fuego viniste a traer a la tierra; ¿qué quieres Tú, sino que sin cesar se avive? Avívalo, Señor, primeramente en nuestros corazones que ya son tuyos, y sírvete luego de ellos para las grandiosas empresas de tu santa Religión.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.



martes, 23 de junio de 2015

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 23: Pidamos al Sagrado Corazón por los que aún no conocen Su Amor

ACTO DE CONTRICIÓN¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 23
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR LOS QUE AÚN NO CONOCEN SU AMOR


Hay hermanos nuestros creados como nosotros por Dios, redimidos como nosotros por la Sangre Divina, destinados como nosotros para el reino eterno, y que sin embargo se obstinan en cerrar sus ojos a la luz de la verdad y permanecer apartados de la fe, en ciego y voluntario paganismo. Estos son los incrédulos. ¡Cuántos de esos gentiles hay en medio de nuestra sociedad cristiana! ¡Cuántos de nuestros amigos y conocidos, y quizás parientes, no tienen de Dios y de su ley y de sus misterios mayor conocimiento que el que tiene un pobre salvaje, para quien es absolutamente desconocida la cruz! Roguemos, pues, hoy al Sagrado Corazón de Jesús por este doloroso estado de tantas almas.
¡Oh Jesús, Señor Nuestro! ¿Cómo puede ser que veinte siglos después de tu venida haya aún quien no te conozca? Abre, Señor, los ojos a los ciegos del alma, Tú que a tantos iluminaste los del cuerpo en tu vida mortal; te diremos como aquel ciego del Evangelio: “Señor, ¡que vean!”. Que vean, que sientan, que gocen de la verdad de tu ley, de la ternura de tu amor, de la eficacia de tus Sacramentos! Que te conozcan ¡oh buen Jesús! estas pobres almas, a quienes tiene engañada la idea de que pueden salvarse con sólo vivir una honradez mundana, siendo que Tú no reconocerás este modo de vivir como digno de Cielo en tu juicio. Rasga, Señor, las densas tinieblas en que están envueltos tantos hermanos nuestros, y que les impiden ver el espantoso abismo de la eternidad que tienen abierto a sus pies. ¡Misericordia por ellos, piadosísimo Jesús! Acepta por ellos, Sagrado Corazón, los humildes ruegos de nuestro rendido corazón.

Medítese unos minutos.

Además de los incrédulos están los malos cristianos; es decir, aquellos que creen de verdad, pero no practican; tienen fe -y no quieren dejar de ser llamados católicos-, pero tienen malas costumbres y cometen criminales acciones. ¿Qué les valdrá a ellos su creencia, si no procuran tener una conducta coherente con ella? Sólo les valdrá de mayor responsabilidad en el tribunal de Dios.
Te pedimos también, Sacratísimo Corazón de Jesús, por esos malos cristianos cuya vida culpable y viciosa deshonra tu ley y da ocasión a que se burlen de ella tus enemigos, al paso que es mortal escándalo para los incautos. ¡Oh indigna ingratitud! Creen en Ti, Señor, pero no te sirven; admiten tu ley, pero la pisotean y afrentan; temen el infierno, pero nada hacen por no caer en él.
¡Señor! ¡Despierta con el clamor de tus palabras de advertencia a los que están dormidos! ¡Limpia de las manchas de sus malas acciones a los que tienen la lepra en el alma! ¡Toca con tu inspiración a aquellos que como Lázaros ya huelen mal por la podredumbre de sus vicios!
Haz brillar tu poder y tu misericordia sobre todos nosotros, para lograr ser lumbreras de santidad y ornamentos de la Iglesia.
¡Sagrado Corazón de Jesús! Por los incrédulos, por los endurecidos pecadores, te pedimos hoy luz, gracia y perdón.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.




lunes, 22 de junio de 2015

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 22: Pidamos al Sagrado Corazón por la Educación Cristiana de los Niños y Niñas

ACTO DE CONTRICIÓN¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 22
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR LA EDUCACIÓN CRISTIANA DE LOS NIÑOS Y NIÑAS


Son los niños y las niñas las flores tempranas del jardín de Cristo y la porción predilecta de su amantísimo Corazón. Jesucristo en su vida mortal manifestó por la niñez singular preferencia. Un pasaje del Santo Evangelio nos muestra al Salvador llamando en torno de sí esas tiernas primicias de su rebaño, y prodigándoles dulces agasajos y recomendándolas a los cuidados y solicitud de los Apóstoles. La Iglesia, heredera del Divino Maestro, no se muestra menos celosa en esta maternal predilección.
Pero también el enemigo muestra decidido empeño en apoderarse de esos corazones; y el mundo le secunda, y muchos padres le favorecen de un modo espantoso en esta obra infernal de robárselos a Dios. ¡El síntoma más pavoroso de nuestros desventurados tiempos es la corrupción de la niñez! Roguemos, pues, hoy, por los niños al Sagrado Corazón.
Salva, ¡oh buen Jesús!, de la peste del siglo a esas pobres almas, apenas salidas de las aguas de tu Bautismo y ya enlodadas quizás por la cenagosa corriente de la corrupción. Conserva en sus corazones la posesión completa que tuviste de ellos cuando por aquel Sacramento los redimisteis de las garras de Satanás. ¡Mira, Divino Jesús, cómo están hoy deterioradas y quebrantadas las más bellas flores de tu jardín!
¡Oh dulce Jesús, bondadoso amigo de los niños y niñas!, te pedimos hoy con mucho dolor por esas prendas que el demonio procura robar a tu Corazón.

Medítese unos minutos.

¡A quién no entristece ver tan alejadas de Dios a tantas almas tiernas, que debieran ser el bello adorno y la más preciada esperanza del Catolicismo! Unas sumidas en las tinieblas de la infidelidad en países no cristianos, otras entregadas a la educación perversa en escuelas impías, otras presenciando cada día ejemplos corruptores en aquellos mismos, que por el bien, debieran ser su espejo y su luz. ¡Cuántos de esos niños y niñas llevan a la primera Comunión el alma ya embrutecida por el vicio! ¡Cuántos después de esta toma de posesión que realiza en ellos el Hijo de Dios, lo lanzan inmediatamente de su corazón para alzar en él el trono de su enemigo! ¡Y cuántos quedarán en poder de este enemigo la mayor parte de la vida y cuántos eternamente!
¡Oh dulce Corazón de Jesús! Bien merecen estas víctimas de la astucia infernal, las súplicas más fervientes de tus devotos. Te rogamos, pues, por este plantel predilecto que ha de ser mañana tu cosecha. Hazla tuya, líbrala de los lazos que se le tienden, de los falsos maestros, de los malos padres, de las lecturas y distracciones perversas, de los amigos de la perdición. Se Tú el Custodio de su candor, el guía de sus pasos, el dulce objeto de sus primeros afectos; atráelos y enamóralos, ríndelos con el suavísimo influjo de tu amor, clava en ellos el sello de tu perpetuo dominio, y sea este completo en ellos toda la vida, traspase la muerte y dure por toda la eternidad.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.


domingo, 21 de junio de 2015

Mes de Junio Consagrado al Sagrado Corazón de Jesús. Día 21: Pidamos al Sagrado Corazón por la restauración de la Familia Cristiana

ACTO DE CONTRICIÓN
¡Dulcísimo Corazón de Jesús,que en este Divino Sacramento estás vivo e inflamado de amor por nosotros!
Aquí nos tienes en vuestra presencia,
pidiendo perdón de nuestras culpas e implorando vuestra misericordia.
Nos pesa, ¡oh buen Jesús!, haberte ofendido,
por ser Vos tan bueno que no mereces tal ingratitud.
Concédenos luz y gracia para meditar tus virtudes
y formar según ellas nuestro pobre corazón. Amén.

MEDITACIÓN CORRESPONDIENTE AL DÍA 21
PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN POR LA RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA CRISTIANA


Adonde el infierno dirige con más ahínco sus ataques es a la sociedad doméstica. Lograr que desaparezca Jesucristo de la familia, éste es el blanco de sus deseos. Y ¡cómo se va logrando en muchas partes este deseo de Satanás! Apenas se encuentra ya en algunos lugares la familia verdaderamente cristiana. Ciertos padres y madres de hoy parecen haber desterrado la Religión de su hogar, según tienen olvidadas allí todas las prácticas de ella. Apenas se reza; y en familia, apenas se oye en ella el nombre de Dios. Toda la importancia se da al interés, a la vanidad, al lujo exagerado, a las culpables diversiones.
¡Oh Sagrado Corazón de Jesús! Hazte cargo también de esta necesidad y acude a remediarla. Haz tuyos nuevamente nuestros hogares, de donde parece haberte echado el demonio tu enemigo. Vuelve a reinar ¡oh Señor! en nuestras casas, como en otros templos consagrados a Ti. Une a tu Divino Corazón los corazones de los padres y de los hijos, que hoy tienen miserablemente divididos la disipación y el egoísmo.
¡Oh Sagrado Corazón! Te pedimos hoy más fervorosamente por esta necesidad, una de las más tristes de nuestros días.

Medítese unos minutos.

¡Qué distinta sería la faz del mundo si volviese a reinar en la familia cristiana el Sagrado Corazón de Jesús! ¡Cómo sería la prudencia de los padres; cómo el respeto de los hijos; cómo la fidelidad de los esposos; cómo el amor de los hermanos! Cada casa cristiana sería un vivo calco de la Sagrada Familia de Nazareth.
Hoy no reina en muchas de ellas Dios; pero reinan en cambio el egoísmo, la desconfianza, la rela-jación de los vínculos más sagrados. ¡Corazón de Jesús! ¿Es esta la familia cristiana como Tú la quieres? No. Es como la quiere el demonio, enemigo de tu nombre y de nuestras almas. Quítale, pues, Jesús, este señorío a Satanás; recóbralo Tú para no perderlo ya nunca. Sé Tú mismo en la familia el centro de unión, norma de conducta; den los padres buen ejemplo y sano consejo; mues-tren los hijos obediencia y docilidad; esmérense todos en el cumplimiento de tu ley y en el respeto a tu Iglesia.
¡Oh Señor! Sé Tú el verdadero Padre de familias, de todas éstas acá en la tierra, para que juntas formen un día contigo, la dichosísima familia del cielo.

Medítese y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo tu adorabilísimo Corazón, te pido humildemente la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las gracias y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven.
¡Mira que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Ti como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mira que soy muy ignorante, oh soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mira que soy muy fragil, oh poderosísimo amparo de los débiles, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Ti para no desfallecer! Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, luz de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú lo alentaste y convidaste cuando con tan tiernas palabras, dijiste repetidas veces en tu Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de tu Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío te hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega. Tómalo, y dame en cambio lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.