viernes, 29 de abril de 2016
"La pequeña esperanza"...
Un hermoso poema del francés Charles Péguy titulado "La pequeña
esperanza" que habla sobre esta virtud teologal. Te recomendamos leerlo
durante tu tiempo de oración.
"Yo soy, dice Dios, Maestro de las Tres Virtudes.
La Fe es una esposa fiel.
La Caridad es una madre ardiente.
Pero la esperanza es una niña muy pequeña.
"Yo soy, dice Dios, Maestro de las Tres Virtudes.
La Fe es una esposa fiel.
La Caridad es una madre ardiente.
Pero la esperanza es una niña muy pequeña.
Yo soy, dice Dios, el Maestro de las Virtudes.
La Fe es la que se mantiene firme por los siglos de los siglos.
La Caridad es la que se da por los siglos de los siglos.
Pero mi pequeña esperanza es la que se levanta todas las mañanas.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es la que se estira por los siglos de los siglos.
La Caridad es la que se extiende por los siglos de los siglos.
Pero mi pequeña esperanza es la que todas las mañanas nos da los buenos días.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es un soldado, es un capitán que defiende una fortaleza.
Una ciudad del rey,
En las fronteras de Gascuña, en las fronteras de Lorena.
La Caridad es un médico, una hermanita de los pobres,
Que cuida a los enfermos, que cuida a los heridos,
A los pobres del rey,
En las fronteras de Gascuña, en las fronteras de Lorena.
Pero mi pequeña esperanza es
la que saluda al pobre y al huérfano.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es una iglesia, una catedral enraizada en el suelo de Francia.
La Caridad es un hospital, un sanatorio que recoge todas las desgracias del mundo.
Pero sin esperanza, todo eso no sería más que un cementerio.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es la que vela por los siglos de los siglos.
La Caridad es la que vela por los siglos de los siglos.
Pero mi pequeña esperanza es la que se acuesta todas las noches
y se levanta todas las mañanas
y duerme realmente tranquila.
Yo soy, dice Dios, el Señor de esa Virtud.
Mi pequeña esperanza
es la que se duerme todas las noches,
en su cama de niña, después de rezar sus oraciones,
y la que todas las mañanas se despierta
y se levanta y reza sus oraciones con una mirada nueva.
Yo soy, dice Dios, Señor de las Tres Virtudes.
La Fe es un gran árbol, un roble arraigado en el corazón de Francia.
Y bajo las alas de ese árbol, la Caridad,
mi hija la Caridad ampara todos los infortunios del mundo.
Y mi pequeña esperanza no es nada más
que esa pequeña promesa de brote
que se anuncia justo al principio de abril".
La Fe es la que se mantiene firme por los siglos de los siglos.
La Caridad es la que se da por los siglos de los siglos.
Pero mi pequeña esperanza es la que se levanta todas las mañanas.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es la que se estira por los siglos de los siglos.
La Caridad es la que se extiende por los siglos de los siglos.
Pero mi pequeña esperanza es la que todas las mañanas nos da los buenos días.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es un soldado, es un capitán que defiende una fortaleza.
Una ciudad del rey,
En las fronteras de Gascuña, en las fronteras de Lorena.
La Caridad es un médico, una hermanita de los pobres,
Que cuida a los enfermos, que cuida a los heridos,
A los pobres del rey,
En las fronteras de Gascuña, en las fronteras de Lorena.
Pero mi pequeña esperanza es
la que saluda al pobre y al huérfano.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es una iglesia, una catedral enraizada en el suelo de Francia.
La Caridad es un hospital, un sanatorio que recoge todas las desgracias del mundo.
Pero sin esperanza, todo eso no sería más que un cementerio.
Yo soy, dice Dios, el Señor de las Virtudes.
La Fe es la que vela por los siglos de los siglos.
La Caridad es la que vela por los siglos de los siglos.
Pero mi pequeña esperanza es la que se acuesta todas las noches
y se levanta todas las mañanas
y duerme realmente tranquila.
Yo soy, dice Dios, el Señor de esa Virtud.
Mi pequeña esperanza
es la que se duerme todas las noches,
en su cama de niña, después de rezar sus oraciones,
y la que todas las mañanas se despierta
y se levanta y reza sus oraciones con una mirada nueva.
Yo soy, dice Dios, Señor de las Tres Virtudes.
La Fe es un gran árbol, un roble arraigado en el corazón de Francia.
Y bajo las alas de ese árbol, la Caridad,
mi hija la Caridad ampara todos los infortunios del mundo.
Y mi pequeña esperanza no es nada más
que esa pequeña promesa de brote
que se anuncia justo al principio de abril".
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Relatos
jueves, 28 de abril de 2016
Unidos al dolor de Sara Serrano Barcenilla...
En este día nos unimos a la familia de Sara Serrano Barcenilla, hermana
de nuestra Cofradía, que ha perdido a su querida Abuela Atanasia
Barcenilla a la edad de 94 años. El funeral tendrá lugar esta tarde, en
Antigüedad, a las 18:00 horas. Desde la Cofradía, nos unimos al dolor de
toda la familia en estos momentos de dura visitación del Señor y
pedimos por la Señora Atanasia, para que descanse en la Paz del Señor.
Descanse En Paz.
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Cofradía Penitencial y Sacramental de "Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Sepulcro".
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1:57:00
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miércoles, 27 de abril de 2016
"El Cristo de Velázquez"...
En su poema "El Cristo de Velázquez", Miguel de Unamuno reflexiona
sobre la figura del Señor Jesús como símbolo de sacrificio, basándose en
la obra "Cristo crucificado" del pintor Diego Velázquez. Les
compartimos una parte de este hermoso texto.
"¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios, dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.
Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivífico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno.
Que eres Cristo, el único
Hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esta tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere,
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo, la vida, y es la muerte vela.
Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dio toda su sangre
porque las gentes sepan que son hombres.
Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
Cantares a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.
Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno. Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de la vida, del que nunca muere.
Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
nos guían en la noche de este mundo,
ungiéndonos con la esperanza recia
de un día eterno. Noche cariñosa
¡oh noche, madre de los blandos sueños,
madre de la esperanza, dulce Noche,
noche oscura del alma, eres nodriza
de la esperanza en Cristo Salvador!".
"¿En qué piensas Tú, muerto, Cristo mío?
¿Por qué ese velo de cerrada noche
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno cae sobre tu frente?
Miras dentro de Ti, donde está el reino
de Dios, dentro de Ti, donde alborea
el sol eterno de las almas vivas.
Blanco tu cuerpo está como el espejo
del padre de la luz, del sol vivífico;
blanco tu cuerpo al modo de la luna
que muerta ronda en torno de su madre
nuestra cansada vagabunda tierra;
blanco tu cuerpo está como la hostia
del cielo de la noche soberana,
de ese cielo tan negro como el velo
de tu abundosa cabellera negra
de nazareno.
Que eres Cristo, el único
Hombre que sucumbió de pleno grado,
triunfador de la muerte, que a la vida
por Ti quedó encumbrada. Desde entonces
por Ti nos vivifica esta tu muerte,
por Ti la muerte se ha hecho nuestra madre,
por Ti la muerte es el amparo dulce
que azucara amargores de la vida;
por Ti, el Hombre muerto que no muere,
blanco cual luna de la noche. Es sueño,
Cristo, la vida, y es la muerte vela.
Mientras la tierra sueña solitaria,
vela la blanca luna; vela el Hombre
desde su cruz, mientras los hombres sueñan;
vela el Hombre sin sangre, el Hombre blanco
como la luna de la noche negra;
vela el Hombre que dio toda su sangre
porque las gentes sepan que son hombres.
Tú salvaste a la muerte. Abres tus brazos
Cantares a la noche, que es negra y muy hermosa,
porque el sol de la vida la ha mirado
con sus ojos de fuego: que a la noche
morena la hizo el sol y tan hermosa.
Y es hermosa la luna solitaria,
la blanca luna en la estrellada noche
negra cual la abundosa cabellera
negra del nazareno. Blanca luna
como el cuerpo del Hombre en cruz, espejo
del sol de la vida, del que nunca muere.
Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
nos guían en la noche de este mundo,
ungiéndonos con la esperanza recia
de un día eterno. Noche cariñosa
¡oh noche, madre de los blandos sueños,
madre de la esperanza, dulce Noche,
noche oscura del alma, eres nodriza
de la esperanza en Cristo Salvador!".
"Noche oscura del alma"...
Un hermoso poema de San Juan de la Cruz titulado "Noche oscura del
alma" que habla de ese momento en el que, luego de una "noche oscura", el
alma se vuelve a juntar con el Amado.
"En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
"En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado".
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.
El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado".
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jueves, 21 de abril de 2016
"¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?"
Un hermoso poema del español Lope de Vega, "Soneto XVIII" también
conocido como "¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?". Un texto que nos
hace preguntarnos: ¿le estoy abriendo la puerta de mi corazón al Señor, o
le dejo esperando fuera?
"¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
"¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?
¿Qué interés te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
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miércoles, 20 de abril de 2016
Condolencias con las Víctimas del Terremoto ocurrido en Ecuador...
La muerte llega en cualquier momento y es una realidad difícil de
aceptar, más cuando se trata de una catástrofe natural, como ha sido el
trágico Terremoto en Ecuador con cientos de personas fallecidas y otras
tantas desaparecidas hasta el momento.
Desde nuestra Cofradía del Nazareno de Baltanás, nos solidarizamos con el dolor que sufren en estas horas, tantas y tantas familias que lo han perdido todo. Oramos al Dios de la Vida por todos los fallecidos, por las víctimas que se recuperan del terremoto y por todos los damnificados.
D.e.P.
Desde nuestra Cofradía del Nazareno de Baltanás, nos solidarizamos con el dolor que sufren en estas horas, tantas y tantas familias que lo han perdido todo. Oramos al Dios de la Vida por todos los fallecidos, por las víctimas que se recuperan del terremoto y por todos los damnificados.
D.e.P.
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"Nada te turbe"...
Una parte del conocido (y hermoso) poema de Santa Teresa de Ávila,
"Nada te turbe", que nos habla de la paz que trae poner nuestra confianza
en Dios, que no cambia, ni se muda, ni deja de amarnos.
"Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
"Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa,
Dios no se muda,
la paciencia
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta: Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta".
todo lo alcanza;
quien a Dios tiene
nada le falta: Sólo Dios basta.
Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe.
A Jesucristo sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga,
nada te espante.
¿Ves la gloria del mundo?
Es gloria vana;
nada tiene de estable,
todo se pasa.
Aspira a lo celeste,
que siempre dura;
fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.
Ámala cual merece
Bondad inmensa;
pero no hay amor fino
sin la paciencia.
Confianza y fe viva
mantenga el alma,
que quien cree y espera
todo lo alcanza.
Del infierno acosado
aunque se viere,
burlará sus furores
quien a Dios tiene.
Vénganle desamparos,
cruces, desgracias;
siendo Dios su tesoro,
nada le falta.
Id, pues, bienes del mundo;
id, dichas vanas,
aunque todo lo pierda,
sólo Dios basta".
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"Una plegaria en la oscuridad"...
Continuamos con nuestra serie de Poetas Católicos con un texto de G. K. Chesterton, "Una plegaria en la oscuridad". Un
profundo poema que habla de la esperanza en medio de la Cruz:
"Debo agitarlo, Oh Cielo, estremecer esta Tierra en un delirio.
Tened piedad de mí, pero permitid que el Mundo se alimente;
si, en mi locura, hasta que sienta mi propia muerte,
hasta que se escuche a la hierba crecer sobre mi tumba.
"Debo agitarlo, Oh Cielo, estremecer esta Tierra en un delirio.
Tened piedad de mí, pero permitid que el Mundo se alimente;
si, en mi locura, hasta que sienta mi propia muerte,
hasta que se escuche a la hierba crecer sobre mi tumba.
Si me atrevo a gruñir entre el sol y el césped,
a gimotear en un clamor, dadme la gracia de poseer,
bajo esta lluvia luminosa, bajo las frutas lozanas,
el resplandeciente silencio del desprecio de Dios.
Agradezco al Cielo que las estrellas brillen lejos,
ya que peregrino en una noche de Ira;
agradezco que mis lágrimas no perturben a la mariposa,
ni ser maldecido por el oprobio de cortar una flor.
Los hombres dicen que el sol se ha oscurecido,
sin embargo, creo que nunca más ha brillado
como durante aquella tarde del Calvario,
donde Aquel que fue colgado del Árbol de la Tortura,
escuchó el eco de los grillos cantando, y se alegró".
a gimotear en un clamor, dadme la gracia de poseer,
bajo esta lluvia luminosa, bajo las frutas lozanas,
el resplandeciente silencio del desprecio de Dios.
Agradezco al Cielo que las estrellas brillen lejos,
ya que peregrino en una noche de Ira;
agradezco que mis lágrimas no perturben a la mariposa,
ni ser maldecido por el oprobio de cortar una flor.
Los hombres dicen que el sol se ha oscurecido,
sin embargo, creo que nunca más ha brillado
como durante aquella tarde del Calvario,
donde Aquel que fue colgado del Árbol de la Tortura,
escuchó el eco de los grillos cantando, y se alegró".
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Cofradía Penitencial y Sacramental de "Nuestro Padre Jesús Nazareno y Santo Sepulcro".
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sábado, 16 de abril de 2016
jueves, 14 de abril de 2016
¡Tarde te amé!
La poesía ha sido utilizada por muchos autores y Santos para expresar
sus experiencias espirituales. Hoy, empezamos una serie de textos escritos por Poetas Católicos que pueden ser utilizados en el tiempo de oración. Arrancamos con un hermoso extracto de las "Confesiones" de San Agustín.
"¡Tarde te amé,
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
y por fuera te buscaba;
y deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste.
Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
que, si no estuviesen en Ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera: Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y respiré,
y suspiro por Ti;
gusté de Ti, y siento hambre y sed;
me tocaste y me abrasé en tu paz".
"¡Tarde te amé,
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
y por fuera te buscaba;
y deforme como era,
me lanzaba sobre estas cosas hermosas que Tú creaste.
Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
que, si no estuviesen en Ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera: Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
exhalaste tu perfume y respiré,
y suspiro por Ti;
gusté de Ti, y siento hambre y sed;
me tocaste y me abrasé en tu paz".
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martes, 12 de abril de 2016
domingo, 10 de abril de 2016
Ecos del VI Café-Cofrade (28-II-2016)...
El Domingo, 28 de Febrero de 2016, animamos la Eucaristía Cuaresmal, en la que recordamos a los Hermanos Difuntos de nuestra Cofradía, especialmente a los fallecidos en los últimos meses. Nuestra recuerdo y oración fueron para Doña Concepción Román Clavero, Doña Milagros Puertas Andrés, Don José María Jubete Velasco y Doña Amelia Infante Puertas. Nos unimos al natural dolor de sus familias, pidiendo al Padre por el eterno descanso de esos hermanos nuestros que nos van dejando en el transcurso de la vida y que ya interceden desde el Cielo... Nos acompañaron varios Hermanos del Nazareno, de Palencia, con los que disfrutamos de una gradable velada. Después de la Eucaristía, tomamos juntos el vermouth y luego compartimos mesa y mantel en el VI Café-Cofrade. En esta ocasión, lo celebramos en la sede de la Peña "Zombies", a la que agradecemos que nos cedieran su local para la celebración. Compartimos experiencias y vivencias en un clima fraterno, que nos llevará, Dios mediante, al Hermanamiento entre Cofradías. Nuestro Hermano Tinín Atienza también amenizó la velada con algunas de sus Poesías, contribuyendo a crear momentos muy especiales para la reflexión compartida.
Agradecemos a Nuestro Padre Jesús Nazareno el camino que hemos emprendido con nuestros Hermanos Nazarenos de Palencia y confiamos en seguir haciendo camino juntos, todo para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas.
Agradecemos a Nuestro Padre Jesús Nazareno el camino que hemos emprendido con nuestros Hermanos Nazarenos de Palencia y confiamos en seguir haciendo camino juntos, todo para mayor gloria de Dios y bien de nuestras almas.
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