domingo, 13 de marzo de 2011

Obras son amores...

Dice nuestra castellanía popular que "obras son amores y no buenas razones". Un dicho que nos permite reflexionar sobre nuestro actuar, sobre cómo vivimos y qué hacemos. En este sentido, San Juan nos recuerda que "al atardecer de la vida nos examinarán del amor". Palabras que deben interpelarnos a llevar una vida conforme al Evangelio, abiertos siempre al Amor de Dios.

En ocasiones, nos encontramos con momentos de dificultad, que impiden que avancemos en la línea de nuestro actuar. Precisamente en esos instantes es cuando debemos pedir la fuerza de Dios para seguir caminando, para llevar a buen término esa obra que encuentra su plenitud en ese trabajo bien hecho, como servicio a Dios y a los hermanos.

Siempre se ha dicho que las decisiones importantes de la vida debemos pasarlas por la cabeza y por el corazón, para equilibrar la balanza de la razón y del sentimiento. Aunque es el corazón el que debe tener la última palabra, porque "las cosas que se hacen de corazón tienen un valor especial".

Amigos, simplemente os invito a que penséis en cada una de vuestras acciones, a que las paséis por vuestro intelecto y por vuestro corazón, para que así veáis si eso de verdad agrada a Dios. A pesar de las dificultades que encontremos en el camino de la vida, las buenas decisiones deben mantenerse firmes, lejos de tempestades y de otras dificultades. Porque al final sólo vence el amor, como nos dice San Pablo en su Carta a los Corintios, 13, 1-13, y que tantas veces hemos escuchado: "En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor".

Ojala al final de nuestras vidas lleguemos con las manos vacías y con un hermoso legado en el que haya predominado el amor, esas buenas acciones para mayor gloria de Dios y de los hermanos.

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