Por los que no están con nosotros. Por los que faltan y dejaron su
ausencia escritas en recuerdos. Por aquellos que dejaron de ver nuestros
ojos y nosotros los suyos, por aquellos que el corazón les falló y
dejaron de escribir notas en la partitura de nuestra vida. Por aquellos
que prometieron ser felices y murieron luchando por conseguirlo, por
aquellos que no llegaron a serlo y por aquellos que murieron con una
sonrisa en la cara tras años, y miles de recuerdos vividos. Acordemonos
verdaderamente de ellos, los Santos de nuestras vida. Recordemos a
nuestros Hermanos Difuntos y encomendémonos a su intercesión, para que
guíen nuestros pasos desde la Casa del Padre.
miércoles, 2 de noviembre de 2016
Recordando a los que ya se fueron...
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