domingo, 24 de mayo de 2009

Oración de un periodista

Presentamos la "Oración de un periodista", escrita por Inmaculada Álvarez, periodista, directora de la Agencia de Noticias Veritas (Universidad Católica de San Antonio, Murcia). Está casada y es madre de 4 hijos. Vive su fe en el Camino Neocatecumenal. Sus palabras, sin duda alguna, nacen del corazón y de la valiente profesión periodística, vivica con auténtico sentido vocacional se servicio a la Verdad. Recemos por todos los profesionales de los medios de comunicación, para que sean constructores de la nueva civilización de la paz y el amor a través de su trabajo.

Señor, que creaste el don de la palabra,
que diste al hombre capacidad
de dar nombre a los seres creados
desde el principio,
le diste capacidad de transmitirse,
de hablar al universo y hacerlo suyo
antes de la llegada del Mal.

Señor, que conminaste a tus criaturas
hablar de tu Reino:
"Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz
a toda la Tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del Orbe su lenguaje”.

Señor, que tuviste misericordia del hombre
confundido en Babel,
que diste en tu Hijo la Palabra definitiva
por la que todo hombre se salva
y restablece la comunicación Contigo.

Mira a tus siervos los periodistas.
Mira sus dificultades y sus sufrimientos
y mantén viva siempre en su corazón
el ansia por la verdad.

Porque todo hombre que busca la verdad de los hechos,
aún sin saberlo, se acerca a Ti,
aún sin saberlo quiere tocarte.

La maldad del hombre a veces es tan grande
que oscurece el cielo,
y su miseria envenena sus mejores obras.
Con su sed de poder sojuzga a los débiles,
convierte al silencio en su mejor aliado.

Entonces, el periodista, aún sin saberlo, cuando levanta
alta y clara la voz, te sirve.

Cuando un cámara muestra el horror de las guerras,
aún sin saberlo, te sirve.

Cuando un reportaje habla del hambre y del genocidio,
aún sin saberlo, te sirve.

Cuando una crónica delata corrupciones
y hace caer a los grandes,
aún sin saberlo, te sirve.

Cuando una noticia muestra la bondad y el heroísmo
del hombre hacia sus semejantes,
aún sin saberlo, te sirve.

Cuando interpela con preguntas difíciles sobre Ti
y, aunque pretenda demostrar que no existes,
aún sin saberlo, te sirve.

Porque con él va la humanidad doliente,
y en sus preguntas hay escondido un grito
que muchas veces no recibe respuesta.

Difícil tarea nos has encomendado:
buscarte en la oscuridad, entre las ciénagas corruptas,
y bajo el sol que quema;
denostados por aquellos a quienes nos pides servir;
acosados por nuestra propia debilidad.

Señor, que no se ahogue nunca la sed de verdad,
el ansia por tocarte.
Aún sin saberlo.
Acoge en tu reino a aquellos que pagaron caro
haber desafiado a los poderes de este mundo.
Sostén a aquellos que luchan todavía,
y manifiéstate a aquellos que ya han dejado de luchar
y se hunden en el cinismo, en la autocomplacencia,
retorciendo la verdad para sus propios fines.

Danos amor por el hombre,
pasión por la humanidad:
porque toda verdad nos acerca a Ti.

No permitas que dejemos de buscarte, aún sin saberlo.

Santa María, Madre de la Verdad,
Reina de los periodistas, ruega por nosotros.

"No tenemos nada que ganar en donde se nos honra. Nuestra ganancia está en los lugares en que se nos vitupera y se nos desprecia". San Francisco de Asís.

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