Mater purissima
Madre purísima. Cuando se dice que
María no tiene mácula, se quiere decir que está exenta, por privilegio
único, pero conveniente, del pecado original, porque Dios no debía
permitir que su incomparable Madre fuese infectada un solo instante con
la mancha del pecado. Nació para aplastar a la serpiente infernal.
¿Podía comenzar siéndole sumisa?. Cuidémonos de pensar que María haya
pecado en Adán, ya que este sentimiento sería igualmente injurioso a la
gloria del Hijo de Dios que deshonrarlo por la pureza de su Madre que
niega su consentimiento para efectos del misterio de la encarnación que
le anunció el enviado de Dios, que después que Ella hubiese
comprendido, por las palabras del Ángel, que convirtiéndose en Madre de
Dios no tenía nada que temer por su pureza.
Mater castíssima
Madre castísima. Hay que convenir que el príncipe de los Apóstoles haya tenido grandes privilegios; pero
Jesús no permitió que ningún discípulo que no fuese virgen reposara
sobre su seno durante la Cena, y penetrara en el secreto de los
misterios más ocultos, Si el Salvador favoreció a San Juan más que a
todos los otros discípulos, en virtud a su gran pureza, ¡con qué
abundancia de favores y gracias debió estar prevenida María, cuya pureza
permanece intacta e inviolable en el seno de su admirable fecundidad.
Ejemplo
San Luis Gonzaga, clérigo menor de la Compañía de
Jesús, no esperó los progresos de los años para elevarse a las más
sublimes virtudes. El voto de virginidad que le había inspirado, a los
nueve años, su amor a María, fijó en él por siempre las miradas
benéficas de la Reina de los corazones puros. Unos de los favores más
privilegiados que recibió fue ignorar toda su vida las rebeliones de la
carne que humillan a los más grandes santos, y no aprobar nunca esos
pensamientos inoportunos que son el objeto casi continuo de sus
combates. Consumido de perfección antes de entrar en los ejercicios del
noviciado, fue modelo de sus maestros y mereció pronto coronar con una
santa muerte una vida del todo angélica.
Pongamos nuestra pureza bajo la protección de la Santísima Virgen, recurramos a Ella en el momento de la tentación.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa.
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