Vas spirituale
Vaso espiritual. El título de Vaso
espiritual de la Iglesia dado a María no le conviene sólo relativamente
al misterio de la Encarnación que se cumplió en Ella; le conviene
también respecto de las gracias de las que es vaso admirable. En efecto,
María, habiendo sido premunida de todos los dones del Eterno desde su
concepción, estuvo llena de gracia antes que el Ángel le anunciara los
designios del Altísimo sobre Ella. Además, ¿qué tesoro de gracias
llegaría a ser, cuando puso sus cuidados, durante toda su vida, en
aprovechar los que ya había recibido? Por eso hay que convenir que de la
misma manera que sobrepasa a todas las criaturas en santidad, las
supera también en gracias.
Vas honorabile
Vaso honorable. Si el ostensorio, que
sirve para exponer la Hostia consagrada es un vaso tan honorable que no
está permitido tocarlo sino a los sacerdotes y a las personas
consagradas a Dios, ¿María no es, con mayor razón, un vaso de mayor
honor, ya que el Verbo divino se encarnó en su seno, y quiso habitar en
él nueve meses?
Vas insigne deotinis
Vaso insigne de la devoción. La Iglesia
compara a María con un vaso y la llama Vaso insigne de la devoción,
porque fue colmada de sentimientos de piedad, que exhibió en todas las
circunstancias de su vida, mostrando un fervor que sorprendía en todo
lo referido al culto y al servicio de Dios. En efecto, su celo fue tan
ardiente, que estuvo bien lejos de limitarse a la obligación
indispensable, aplicándose en buscar todas ocasiones de servirlo.
Finalmente, puso todas sus delicias en pensar en Dios, en buscar a Dios
en todo y a llevar todo hacia Él.
Ejemplo
San Alfonso María de Liborio fue, a la vez, uno de los
más ardientes propagadores de la devoción a los Sagrados Corazones de
Jesús y de María y uno de los más santos obispos de su tiempo. Animado
con una confianza sin límites, se dirigió a Ella en todas sus
necesidades, y estaba seguro de obtener todo lo que pedía por su
intercesión. Igualmente le complacía a María colmarlo con los favores más
señalados; confesó, la víspera de su muerte que Ella se le aparecía a
menudo y le decía cosas admirables. Las obras que compuso en alabanza de
la Santísima Virgen, llenas de un fuego divino y de una unción
conmovedora, dan testimonio de su amor y del celo por Ella.
Recurramos a María, Ella nos concederá la
verdadera devoción que consiste en el cumplimiento de todos nuestros
deberes y en la aplicación de ser siempre agradable a Dios.
Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa
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